Es absolutamente imposible hacer predicciones basándonos en hechos que no tienen precedentes y que tienen consecuencias en todos los sectores. Ni nosotros, ni Deloitte ni nadie.
La tormenta pasará más pronto o más tarde ,(ésta es la primera premisa, no sabemos cuando), y es por ello que tenemos que estar atentos a la cola, porque evidentemente quedarán secuelas y dependerá de nuestra capacidad de adaptación al cambio, de nuestra oferta, de nuestra capacidad de generar y transmitir confianza y seguridad a nuestros clientes la forma en que salgamos de ésta: Debilitados o Reforzados.
Hemos leído mucho estos días, consultorías, autoridades, académicos y grandes empresas con una experiencia notable, los artículos de la prensa sectorial, hablando con receptivos y sobre todo con agentes de viajes y tenemos clara una cosa: Todos tenemos opiniones diferentes, unas más optimistas otras derrotistas, pro todos tenemos nuestra idea.
El motivo de nuestro estudio no es hacer una previsión, sino demostrar que no existe tal y que debemos prepararnos para lo desconocido.
Hay muchos interrogantes que generan esta incertidumbre: Empezando por la disponibilidad de una vacuna y de terapias curativas, la respuesta política y el apoyo que recibamos de nuestro gobierno, la estrategia y la línea de acción de otros países y de las grandes compañías,el nivel de afectación de los destinos y las medidas de seguridad de todos los actores que influyen en este sector, desde compañías aéreas, hoteles, cruceros, aeropuertos, administraciones públicas en cada territorio…, las políticas económicas y sus medidas para recuperar la economía,
si disponemos del tiempo necesario para disfrutar de vacaciones o el recorte de éste para recuperar la producción, la publicidad, la promoción de las grandes compañías del sector, oficinas de turismo y proveedores destinadas a la captación de turismo que marquen las nuevas tendencias, y como no dependeremos del nuevo consumidor “Postpandémico”, ¿cuál será su comportamiento?, ¿cuáles serán su hábitos de consumo?, ¿volverán al canal tradicional?, ¿será un cliente más “lejano”?, ¿más tecnológico?, ¿cómo llegaremos a él?.
Son muchos los Factores Externos, muchas Amenazas, pero también pueden derivar oportunidades de este “sindiós”.
Como decíamos en nuestra anterior News… Podemos observar la lluvia sentados en un rincón o abandonar la zona de confort y salir a bailar con ella, tenemos tiempo ahora para formarnos: Destinos, estrategia, ecomerce, redes sociales, email marketing, y adaptar nuestra compañía a la tecnología y a las nuevas formas de comunicación.
En cuanto al consumidor, la idea general que nos llega de vuestros comentarios es la de que tendrá miedo a viajar, no tendrá poder adquisitivo, no dispondrá de tiempo, no se fiará de las compañías aéreas ni de las mayoristas, ni de los hoteleros, querrá destinos cercanos a su casa, viajará por España, por su comunidad autónoma o se irá al pueblo.
Nuestra reflexión:
No sabemos que va a pasar, pero si sabemos otras cosas:
-Viajar se ha convertido en una primera necesidad desde hace décadas y eso no va a cambiar. La demanda dependerá de las acciones y medidas que tomen los diferentes destinos y su capacidad de generar confianza y seguridad para eliminar el miedo y la reticencia.
-No hay sólo un tipo de clienteN: Habrá el conservador que no querrá alejarse de casa y el que haya visto en esta situación una amenaza y se ponga en “modo carpe diem”: Disfrutar la vida mientras se pueda y viajar cuanto más lejos mejor, por si acaso.
-Las reservas serán a última hora: Lógicamente, si no podemos predecir el futuro y los proveedores de servicios no han respondido como deberían, el cliente se pensará dos veces a la hora de adelantar un depósito.
-Las compañías de transporte, sobre todo, deben adaptarse a la nueva situación y flexibilizar sus políticas de reserva si quieren mantener sus cuotas.
-La influencia de los medios de comunicación, influencers y la publicidad de cias y destinos serán clave para marcar las tendencias.
-El turismo interno dependerá tanto de la disponibilidad de alojamiento como de los precios que se adopten. La disponibilidad a su vez dependerá de los TTOO extranjeros y de las aperturas de establecimientos.
-El ser humano tiene mucha tendencia a “olvidar” en cuanto vuelve a la normalidad, aunque cambien algunos de nuestros hábitos y seamos más cautos.
-El factor Humano cobrará relevancia: Muchos clientes aquellos que han quedado desamparados en destino, que están esperando reembolsos de cias y hoteles… volverán a la agencia. Esto no quiere decir que sea de forma presencial, quizás siga siendo online, pero querrán tener un nombre detrás de sus gestiones y sentirse protegidos.
-El agente de viajes tendrá un papel primordial en la elección del destino, en base a la confianza que genere en sus clientes.
-El bolsillo quedará mermado en muchos casos, la facilidad de pago y financiación tendrá una influencia notable a la hora de captar reservas. Recordemos que Viajar es ya una necesidad.
-la intermediación quedará tocada: No podemos depender de tantos intermediarios para un solo destino. El contacto directo de la Agencia con el receptivo y con las cias de transporte tendrá una especial relevancia.
-El precio no será tan importante como el valor añadido, la confianza en el destino y la seguridad que transmita el Agente como persona y la Agencia de viajes como compañía.
-Hay un cierto temor a las aglomeraciones, probablemente en un inicio se buscarán productos más a medida, en lugares menos concurridos y Alojamientos más reducidos.
-El Sector MICE deberá apostar fuerte pues los grandes eventos no serán bien vistos, probablemente se celebren más y más reducidos. La propuesta del evento será tan efectiva como el valor real del mismo.
-Las reuniones de negocios se verán afectadas notablemente, han descubierto un modo más rápido, más barato, más efectivo y más productivo: la videoconferencia. (al menos de momento, luego volverá a su actividad normal)
Conocemos a nuestros clientes, conocemos los destinos… trabajemos ahora para poder ofrecer en el futuro un abanico de posibilidades, conversemos con ellos, debemos saber cuales son sus inquietudes, sus posibilidades y trabajar de forma personalizada, construyendo un producto diferenciado, adecuado a él en particular. No esperes a que te lo pida, ofréceselo. Proponle una videoconferencia, todo el mundo tiene Skype, ¡todos tenemos un mínimo de una al día!
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